viernes, 31 de octubre de 2014

LOS SERAFINES

En la teología católica son la orden más poderosa y elevada de la Jerarquía celeste, mientras que en la kabala son la quinta asociada.  Pertenecen al orden más alto de la jerarquía más elevada, junto con querubines y tronos, ya que no están hechos a imagen y semejanza de Dios, sino que son parte o esencia de Él, como "hijos" o "parte" suya. Según la biblia, el profeta Isaías vio serafines durante una visión.

La palabra serafín viene del hebreo seraphim que es un nombre plural derivado de saraf que significa “arder”, de ahí que serafín signifique “seres ardientes”. Saraf  también significa “venenoso”, “que causa inflamación” o “serpiente”.


Los serafines se caracterizan por el ardor y la pureza con que aman las cosas divinas y por elevar a Dios a los espíritus de menor jerarquía. Se les conoce como "las flameantes llamas del rayo", "rayos de fuego del amor" o, simplemente, "Llamas ardientes". Cantan sin cesar la música de las esferas, regulan el movimiento de los cielos y son la vibración primordial del amor.

Los serafines son seres que pueden ser vistos solo por quienes son “elevados” a una dimensión superior, es decir, un estado en el que el cielo “se abre para ellos”

En los contados casos en que eso ocurre, la descripción zoomórfica que se hace de esos “ministros” de Dios [serafines (semejantes a animales con seis alas , querubines (semejantes a animales con cuatro alas), o arcángeles (seres en forma de antorchas ] es representativa de las diferentes funciones que esos seres celestiales cumplen ante el Creador.

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