domingo, 2 de noviembre de 2014

LA PERCEPCION



“La percepción extrasensorial… ¿Sabes cómo lo haces? Escuchas a la otra persona en vez de pensar lo que vas a decir después. Las madres que permanecen conectadas a sus hijos no dejarán mentir en que existe un vínculo a distancia que permite la transmisión de información por vías no ordinarias (entrelazamiento cuántico, resonancia mórfica, quizás); las mascotas también, por alguna razón, logran percibir a sus dueños; los amantes, acaso como una luminosa prueba de su com-patibilidad, sienten en ocasiones lo que siente el otro sin recibir un signo tangible. La telepatía parece moverse sobre todo de manera emocional. Quizás esto sea lo que silenciosamente nos quiere decir la naturaleza con este engarce telecomunicacional: una especie de llamado a un pathos planetario, al jardín de la interconexión de nuestros sentidos, a que somos árbol y ese puede ser el paraíso. Quizás el árbol dentro, nuestro ADN, es justamente el centro ubicuo de recepción telepática.
La importancia política de la telepatía es que posibilita un sistema de igualdad, porque puede desvelar un sentido de comunión más allá de las ideas.  Comunicar estados mentales (como tal vez el autor de esta entrada comunica al lector), comunicar momentos, comunicar esencias, tiene el potencial de hermanar e in-formar un rizoma de seres que son juntos como un coral de espíritus. Por más que nos genere cierta sensación moral ver cómo se destruye el ecosistema o cómo mueren los niños en África, esto nunca se podrá comparar con sentir que te enfermas cuando contaminan los bosques tropicales o que mueres en África. Y también permite implementar esta ley interna de la que habla Aurobindo sin depender de una constricción externa.
Claro que habría que desarrollar esta “empatía a distancia”, pero si se invirtiera lo mismo que se ha invertido en desarrollar las telecomunicaciones, con toda probabilidad se lograría.
Ahora bien, este sistema hipotético tiene el peligro de generar una homogeneidad sensorial que podría degenerar en una uniformatización de la realidad. En la serie de ciencia ficción V, la gran madre reptliana se conecta telepáticamente con todos los miembros de su especie y les envía lo que llama “The Bliss”, una especie de simulación multisensorial de la divinidad, a través de la cual fomenta una adicción y ejerce un control totalitario.
Evidentemente existen nuevos estadios en la evolución y nuevos dramas cósmicos en el camino de la dualidad hacia la unidad, así que es natural que una sociedad telepática presente retos y peligros. Es posible que persista el deseo de poder sobre los demás, pero también es posible que la telepatía, en su acepción de empatía, incremente la conciencia del individuo y lo lleve a asumirse como una radiación más del espíritu planetario en su proyecto de manifestar el paraíso en la Tierra.

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