viernes, 31 de octubre de 2014

LOS MUNDOS

Cuando Dios desea crear, busca un sitio apropiado en el espacio, el que llena con su propia aura, compenetrando cada átomo de la Substancia-Raíz Cósmica de esa porción particular de espacio con Su vida, despertando de esa manera las actividades latentes en cada átomo indivisible.
Esta Substancia-Raíz Cósmica es una expresión del polo negativo del Espíritu Universal, mientras que el Gran Ser Creador que llamamos Dios (de quien, como espíritus, formamos parte) es una expresión de la energía positiva del mismo Espíritu Universal Absoluto. Todo cuanto vemos en torno nuestro en el Mundo Físico es el resultado de la acción mutua de esos dos polos. Dios extrae de la Substancia-Raíz Cósmica su esfera inmediata, y de esta manera la substancia comprendida dentro del Cosmos naciente se hace más densa que la que está en el Espacio Universal entre Sistemas Solares.

Cuando Dios ha preparado así el material para su Habitación, lo pone en orden. Cada parte del sistema queda compenetrado por su Conciencia, pero con una modificación diferente de esa conciencia en cada parte o división.
La Substancia-Raíz Cósmica es puesta en vibración a diversos grados de intensidad y, por lo tanto, está diferentemente constituida en las distintas divisiones o regiones.

Lo que antecede sirve para enseñarnos la forma en la que los Mundos vienen a la existencia y su ajuste para servir a los diferentes propósitos de la evolución, exactamente lo mismo que cuando arreglamos una casa para que se adapte a las necesidades de nuestra vida física diaria.

Debe recordarse constantemente que estos Mundos no están separados por el espacio o la distancia, como lo está la Tierra de los demás planetas. Estos mundos son estados de materia, de distinta densidad y vibración, como lo son los sólidos, líquidos y gases de nuestro Mundo Físico. Estos mundos no son creados instantáneamente al principio de un Día de Manifestación, ni duran hasta el fin.
 Los Mundos sutiles se van condensando gradualmente y se van diferenciando otros nuevos dentro de Dios, para suministrar los eslabones necesarios entre El mismo y los mundos que se han consolidado. A su debido tiempo se alcanza el punto de su mayor densidad, el nadir de la materialidad. Desde ese punto comienza entonces la vida a ascender hacia los mundos superiores en el transcurso evolutivo.

Los Mundos Superiores (más sutiles, finos y etéreos) son los que se crean primero y los últimos que se eliminan. 

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